Platero es
pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que
no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos
escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto y
se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las
florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente:
"¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se
ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le
doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar;
los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso
igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de
piedra... Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del
pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan
mirándolo:
— Tié asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo
tiempo.
- Subraya los nombres, rodea los adjetivos y recuadra los determinantes en cada caso: los higos morados; su cristalina gotita; las uvas moscateles; los espejos de azabache; las naranjas mandarinas.
- Di por qué llevan tilde estas palabras: algodón, ámbar.
- ¿Qué es el azabache? ¿Qué crees que quiere decir el autor con: "solo los espejos de azabache de sus ojos…"?
- ¿Qué color es gualda?
- En este capítulo en el que describe a Platero, Juan Ramón Jiménez sugiere impresiones a nuestros sentidos: a la vista, al oído, al tacto. Señala cuáles:
Platero
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Las flores, las
frutas, el campo,…
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Formas,
colores
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Sonidos
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Tacto
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